domingo, 13 de febrero de 2005
Guión
de un monólogo
Hey, muy buenas noches noches, a todos y a todas. Hoy el monólogo, va a ser sobre el principio de poder entender la vida de todos nosotros. Hablo de la escuela de toda la vida, vamos, hablo, sin más dilación, del puto colegio.
El otro día, sin ir más lejos, por iniciativa propia, tuve que ir a recoger al hijo de mi amiga al colegio. Hasta ahí, bien. En la espera, ves a varias madres de buen ver, otras no tanto. Algún que otro padre se deja caer por allí. La mayoría, calvetes, canosos y barrigudos. Y sobretodo, van muchísimos abuelos, que tras pasar la mañana, como habitualmente, en la sala de espera del ambulatorio y, posteriormente, presenciando cualquier obra de la ciudad, van a recoger al nietecillo al cole.
Pues ya ha tocado la campana, y me quedo completamente alucinado. ¿Se han fijado ustedes, en cómo salen los niños de la escuela? Es algo espeluznante. Salen las criaturitas, despavoridos, corriendo en cualquier dirección, sin ton ni son, como endemoniados, empujándose y gritando... como huyendo de algo, les falta, echar espuma blanquita por la boca... Entonces piensas, ¿qué cohone les harán ahí dentro? Yo recuerdo, que de pequeñito, no salía del colegio de esa forma tan violenta.
Francamente, yo la mayoría de las veces... ni entraba. Mentira, entraba siempre, pero como era más soso que una mata de habas salía tranquilito, sin más. Ya me veis, que me he quedado igualito.
A mí me decían los progenitores:
- Jorgito, si quieres ser un hombre de provecho, vas a tener que estudiar un poco más.
Y yo les respondía:
- Vale, de acuerdo, pero si no quiero serlo, ¿puedo seguir como hasta ahora? ¿verdad?
Pero a ellos les daba igual, te cargan con un peaso de mochilón... ¡así de grande!, y te dicen que todo eso te lo tienes que meter en la cabeza... ¡Pero qué empeño en meterme cosas en la cabeza! ¿No se dan cuenta, de que no cabe todo en la cabecita?
Además, en el colegio se aprenden muchas cosas inútiles. Por ejemplo, ¿para qué se tiran tres meses, tres meses, pisha, enseñándote a diseccionar una rana?... Coño, ¡que te enseñen a pelar una gamba! Por lo menos, eso ya sabrás para navidades, ¿no? ¿digo yo?
¿Y las matemáticas? Eso tiene un par de cohone bien gordos. Yo es que soy de letras, y los números, siempre se me han atragantado bien. Para empezar, te enseñan los conjuntos. A ver, si me explico bien, estaban los conjuntos conjuntos y los conjuntos disjuntos. Muy bien, me ha sido muy útil en mi vida saber esto.
Ahora, el que cambió mi vida, fue el conjunto vacío, le enseñaba las notas a mi madre y ella me decía:
- Jorgito, ¿y este cero patatero en matemáticas...?
- Mamar, no seas antigua, esto no es un cero, es un conjunto vacío.
Bueno, puntualizo, yo de chico, no hablaba como Chiquito de la Calzada, pero a que queda gracioso...
Luego te enseñan a sumar, a restar, a multiplicar, a dividir... y lógicamente dices: - Ahora me enseñarán a pedir un crédito en el banco... Pero no. Lo que te enseñan es la puta raíz cuadrada... ¡Ay, amigos! ¡Qué gran tema la raíz cuadrada y su puta madre!
¡Lo bien que me ha venido a mí, saber calcular la raíz cuadrada...! Sin ir más lejos la he usado... nunca, jamás de los jamases, en la puta vida. Sinceramente, ¿a ustedes no les parece, que ha llegado el momento, de plantear este asunto al Gobierno? La raíz cuadrada tendría que ser voluntaria, como la mili. Si cualquiera coge la calculadora pa sumar 2+2, te diré si es una puta raíz cuadrada lo que te piden.
Y luego llegaba el maestro y decía: - Chicos, os voy a poner unos problemas. Pues... cojonudo, la pera limonera. Llevo una jodida mochila de ocho kilitos, me llaman Carabesugo, me roban el bocadillo de chope envuelto en papel Albal... ¡Y encima viene este tío, a ponerme más problemas!
Y entonces dictaba el profe el problema: - Si Pedrito tiene seis manzanas, viene su hermana y le quita dos, viene su primo y le quita otras dos y luego el perro se come una... ¿Cuántas manzanas tiene Pedrito? Pues no lo sé, carajo, pero, francamente, si quiere mi opinión... Pedrito es gilipollas, un tontolaba.
Otra cosa que te enseñaban era el latín y el griego, las lenguas muertas... ¿A ustedes les parece bien, que les enseñen lenguas muertas a los niños? ¡Con razón por la noche no pueden dormir! ¿Y la sinalefa? ¡Eso tiene que ser una guarrada! Yo me negué a estudiarla...
Y hablando de cochinadas, también te enseñaban los gases nobles... Mire usted, a mí me parece muy bien, que los nobles se tiren sus gases como todo hijo de vecino, ¿pero es necesario estudiarlos? Es un escándalo tener que aguantar una lección sobre cuescos varios...
Proseguimos, ahora, la clase de música... Muy bien, en casa no te dejan gritar, ni jugar al balón en el pasillo, pero en el cole, puedes soplar la flauta hasta que se te salgan los higadillos. Y tu madre, ni mu... Total para aprender a tocar, lo que en verdad, no aprendes nunca jamás. Al que le apasiona la música, va a un conservatorio y punto pelota.
Por no hablar de la clase de gimnasia... ¿De qué te va a servir en la vida saber dar una voltereta? ¿Y saltar el potro? ¿Se imaginan, que en un debate entre Rajoy y Zp. Rajoy dijese?: - Señor Zapaterosss, usted va a subir las pensionesss y va a bajar la gasolinasss, pero, ¿sabe saltar el potro...? Déjese de demagogiasss... Salte el puto potro, señor Zapaterosss, salte el puto potro.
La única vez que yo estuve atento en el colegio, ese día no hice rabona, fue cuando explicaron la reproducción humana. Aunque tampoco me sirvió de mucho. Primero te hablaban de un guisante... después de unas abejas que salían de su colmena y llevaban el polen por ahí... Y luego te enseñaban unos dibujitos de una pareja en pelotas picaas... Que yo pensaba: ¿Y aquí quién de los dos tiene el guisante...? Pero ahí no se acababa el follón, porque yo sabía que había una cosa que se metía en algún sitio... Y además estaba la cigüeña... Con lo que me fui a mi casa pensando que la reproducción humana consistía, en que una cigüeña metía un guisante en una colmena y una abeja lo esparcía...
Muy bien... Yo no quiero molestar, pero entonces. ¿para qué me sirve a mí la picha? Ya en la mili aprendí, que es algo muy distinto y placentero.
En fin, amiguetes, que según, lo que nos enseñaban en la escuela, un hombre de provecho, es un tío que habla lenguas muertas, come guisantes, da volteretas y toca la flauta... ¡Coño, este tío es Kung Fu!
Estimado púbico, digo público, el pescao ya está vendio por hoy y ya hay que cerrar la pescadería. Muchas gracias a todos y a todas. Venga, a dormir ya...
El otro día, sin ir más lejos, por iniciativa propia, tuve que ir a recoger al hijo de mi amiga al colegio. Hasta ahí, bien. En la espera, ves a varias madres de buen ver, otras no tanto. Algún que otro padre se deja caer por allí. La mayoría, calvetes, canosos y barrigudos. Y sobretodo, van muchísimos abuelos, que tras pasar la mañana, como habitualmente, en la sala de espera del ambulatorio y, posteriormente, presenciando cualquier obra de la ciudad, van a recoger al nietecillo al cole.
Pues ya ha tocado la campana, y me quedo completamente alucinado. ¿Se han fijado ustedes, en cómo salen los niños de la escuela? Es algo espeluznante. Salen las criaturitas, despavoridos, corriendo en cualquier dirección, sin ton ni son, como endemoniados, empujándose y gritando... como huyendo de algo, les falta, echar espuma blanquita por la boca... Entonces piensas, ¿qué cohone les harán ahí dentro? Yo recuerdo, que de pequeñito, no salía del colegio de esa forma tan violenta.
Francamente, yo la mayoría de las veces... ni entraba. Mentira, entraba siempre, pero como era más soso que una mata de habas salía tranquilito, sin más. Ya me veis, que me he quedado igualito.
A mí me decían los progenitores:
- Jorgito, si quieres ser un hombre de provecho, vas a tener que estudiar un poco más.
Y yo les respondía:
- Vale, de acuerdo, pero si no quiero serlo, ¿puedo seguir como hasta ahora? ¿verdad?
Pero a ellos les daba igual, te cargan con un peaso de mochilón... ¡así de grande!, y te dicen que todo eso te lo tienes que meter en la cabeza... ¡Pero qué empeño en meterme cosas en la cabeza! ¿No se dan cuenta, de que no cabe todo en la cabecita?
Además, en el colegio se aprenden muchas cosas inútiles. Por ejemplo, ¿para qué se tiran tres meses, tres meses, pisha, enseñándote a diseccionar una rana?... Coño, ¡que te enseñen a pelar una gamba! Por lo menos, eso ya sabrás para navidades, ¿no? ¿digo yo?
¿Y las matemáticas? Eso tiene un par de cohone bien gordos. Yo es que soy de letras, y los números, siempre se me han atragantado bien. Para empezar, te enseñan los conjuntos. A ver, si me explico bien, estaban los conjuntos conjuntos y los conjuntos disjuntos. Muy bien, me ha sido muy útil en mi vida saber esto.
Ahora, el que cambió mi vida, fue el conjunto vacío, le enseñaba las notas a mi madre y ella me decía:
- Jorgito, ¿y este cero patatero en matemáticas...?
- Mamar, no seas antigua, esto no es un cero, es un conjunto vacío.
Bueno, puntualizo, yo de chico, no hablaba como Chiquito de la Calzada, pero a que queda gracioso...
Luego te enseñan a sumar, a restar, a multiplicar, a dividir... y lógicamente dices: - Ahora me enseñarán a pedir un crédito en el banco... Pero no. Lo que te enseñan es la puta raíz cuadrada... ¡Ay, amigos! ¡Qué gran tema la raíz cuadrada y su puta madre!
¡Lo bien que me ha venido a mí, saber calcular la raíz cuadrada...! Sin ir más lejos la he usado... nunca, jamás de los jamases, en la puta vida. Sinceramente, ¿a ustedes no les parece, que ha llegado el momento, de plantear este asunto al Gobierno? La raíz cuadrada tendría que ser voluntaria, como la mili. Si cualquiera coge la calculadora pa sumar 2+2, te diré si es una puta raíz cuadrada lo que te piden.
Y luego llegaba el maestro y decía: - Chicos, os voy a poner unos problemas. Pues... cojonudo, la pera limonera. Llevo una jodida mochila de ocho kilitos, me llaman Carabesugo, me roban el bocadillo de chope envuelto en papel Albal... ¡Y encima viene este tío, a ponerme más problemas!
Y entonces dictaba el profe el problema: - Si Pedrito tiene seis manzanas, viene su hermana y le quita dos, viene su primo y le quita otras dos y luego el perro se come una... ¿Cuántas manzanas tiene Pedrito? Pues no lo sé, carajo, pero, francamente, si quiere mi opinión... Pedrito es gilipollas, un tontolaba.
Otra cosa que te enseñaban era el latín y el griego, las lenguas muertas... ¿A ustedes les parece bien, que les enseñen lenguas muertas a los niños? ¡Con razón por la noche no pueden dormir! ¿Y la sinalefa? ¡Eso tiene que ser una guarrada! Yo me negué a estudiarla...
Y hablando de cochinadas, también te enseñaban los gases nobles... Mire usted, a mí me parece muy bien, que los nobles se tiren sus gases como todo hijo de vecino, ¿pero es necesario estudiarlos? Es un escándalo tener que aguantar una lección sobre cuescos varios...
Proseguimos, ahora, la clase de música... Muy bien, en casa no te dejan gritar, ni jugar al balón en el pasillo, pero en el cole, puedes soplar la flauta hasta que se te salgan los higadillos. Y tu madre, ni mu... Total para aprender a tocar, lo que en verdad, no aprendes nunca jamás. Al que le apasiona la música, va a un conservatorio y punto pelota.
Por no hablar de la clase de gimnasia... ¿De qué te va a servir en la vida saber dar una voltereta? ¿Y saltar el potro? ¿Se imaginan, que en un debate entre Rajoy y Zp. Rajoy dijese?: - Señor Zapaterosss, usted va a subir las pensionesss y va a bajar la gasolinasss, pero, ¿sabe saltar el potro...? Déjese de demagogiasss... Salte el puto potro, señor Zapaterosss, salte el puto potro.
La única vez que yo estuve atento en el colegio, ese día no hice rabona, fue cuando explicaron la reproducción humana. Aunque tampoco me sirvió de mucho. Primero te hablaban de un guisante... después de unas abejas que salían de su colmena y llevaban el polen por ahí... Y luego te enseñaban unos dibujitos de una pareja en pelotas picaas... Que yo pensaba: ¿Y aquí quién de los dos tiene el guisante...? Pero ahí no se acababa el follón, porque yo sabía que había una cosa que se metía en algún sitio... Y además estaba la cigüeña... Con lo que me fui a mi casa pensando que la reproducción humana consistía, en que una cigüeña metía un guisante en una colmena y una abeja lo esparcía...
Muy bien... Yo no quiero molestar, pero entonces. ¿para qué me sirve a mí la picha? Ya en la mili aprendí, que es algo muy distinto y placentero.
En fin, amiguetes, que según, lo que nos enseñaban en la escuela, un hombre de provecho, es un tío que habla lenguas muertas, come guisantes, da volteretas y toca la flauta... ¡Coño, este tío es Kung Fu!
Estimado púbico, digo público, el pescao ya está vendio por hoy y ya hay que cerrar la pescadería. Muchas gracias a todos y a todas. Venga, a dormir ya...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.