domingo, 27 de noviembre de 2005
Guión
de un monólogo
Hey familia, muy buenas noshes, noshes amigos y amigas, señores y señoras, señoritos y señoritas. Buenas noches, noches a todos y a todas, sin excepción alguna. Como ya sabéis, hoy es sábado sabadete, y mi preguntita es la siguiente, la misma que os hago casi siempre: Estáis todos y todas, preparados mentalmente para aguantarme un ratito, ¿verdad? ¿verdad que sí? No os oigo, ¿verdad que sí? Pues nada, vamos al lío, donde les voy a contar una verdad verdadera. Allá va...
El que haya visto alguna vez a una mujer, hacer limpieza general en su casita, comprenderá por qué todos los huracanes llevan nombre de mujer. Y lo digo, sin acritud ninguna, faltaría más..
Llevo unos añitos solo en casa, creo que la friolera de diez o doce, tela marinera, eh... Muy buena vida, solito, sin agobios, que pensarán algunos. Sí, sí, pero también hay que limpiar, ¿eh? Aquí no me puedo escaquear. Entre otras cosas, porque si yo no friego los platos, puede ser que mañana tenga que comer en el jarrón de rosas artificiales, idea que no me atrae mucho.
Ahora que habéis sacado lo de las rosas artificiales, os diré una cosita rápida. ¡¡Tengo mi puta casa llena de rosas artificiales!! Parece un invernadero, pisha. Como un servidor se llama Jorge, el día de mi santo, 23 de abril, sólo por si no lo sabíais lo recuerdo, al ser también el día del libro, sin haber vivido nunca en Barcelona ni alrededores, me regalan ese día, mogollón de libros y de rosas artificiales. Menos mal que no son de verdad, porque si no, durarían menos que un misto... Yo propongo a mis queridísimos amigos y amigas, que se junten entre varios, y supriman el típico libro, por una estantería, que tengo la casa petá de libros, cohone...
No liarme más, carajo... Volvamos al tema del monólogo de hoy, la limpieza doméstica. Cuando un hombre se encuentra en esta tesitura, se da cuenta de que la limpieza doméstica, es toda una ciencia, una puta ciencia, con sus postulados, teoremas y demás. Y es todo un reto. ¿Exagerado? Es que no es sólo limpiar, o sea, que no es barrer y listo, ¡hala!, no... es muuuusho más complicado, ya veréis...
Por ejemplo, vamos por orden, que esto es fundamental. Esto es lo que yo he venido a bautizar, la propiedad NO conmutativa de la limpieza doméstica, que viene a decir, más o menos, que el orden de los factores SÍ que altera el producto, y mucho. Es que no es lo mismo barrer y pasar la fregona, que pasar la fregona y barrer. ¡¡¡Nooooo es lo mismoooooo!!! Lo primero es lo correcto; lo segundo es una verdadera guarrada. Esto ahora puede parecer sencillo y casi todos deberíamos saber (seguro que alguno hasta ni vio la diferencia) que la primera es la forma correcta pero luego la cosa se complica. Retomaremos esta propiedad más adelante.
Ahora centrémonos en lo que es puramente la pelusa. Sí, la putísima pelusa. Esas bolitas con pelo que parece que van a salir corriendo de un momento a otro (por suerte no lo hacen) y que, para algunos, ya forman parte del decorado, sobre todo debajo de las camas. Podríamos compararlas con el gato. Bueno.. están ahí, ¿no? No molestan, tampoco dan musho ruido. Si alguna estorba en un momento determinado, se le da una patada y se manda a otro rincón en que no moleste. Tampoco es tan desagradable, ¿no? Todo es acostumbrarse, aunque lo suyo es deshacerse de ellas. Yo tengo como escusa, que uno de mis ídolos de niñez, era el Pelusa Maradona...
Pero a lo que íbamos. Yo estoy convencido de que Aristóteles tenía razón y todos se reían de él, cuando formuló aquello de la generación espontánea. Vamos a ver, hace dos días, aquí no había nada. No lo había. Y esta mañana, resulta que hay una pelusa del tamaño de una pelota de tenis. ¿Esto... esto de dónde ha salido si no? ¿eh? ¿y aquélla de allí, junto al zapato, qué? ¡Joder! Que anoche me puse los zapatos y no recuerdo que estuviera ahí. Esto tiene que ser la generación espontánea de los cohones, fijo.
Esto ya choca, ¿verdad? Menos mal, que uno cree que es de ciencias y de mente abierta y lo puede asimilar. Vale, vamos a barrer, ¿de acuerdo? Entonces lo ideal es coger la escoba, ¿cierto? ¡Pues no! Primer error. La escoba levanta mucho polvo. Si tenéis una mopa, hacedlo con ello. A mí esto me lo dijo mi hermana, no os creáis que lo sabía. La experiencia es un grado.
Una vez barrida la casita, ya estamos confiados. Creemos que todo el monte es orégano y pensamos que esto va a estar shupao. A todo esto, ya la caló empieza a apretar. Perdonarme el artículo femenino de la caló, pero es que soy del sur y muy orgulloso estoy de ello, no todo el mundo, puede nacer aquí, lo siento. Y digo a apretar, por no decir a dar por culo, que queda más feo. Casi 39 o 40 grados ya... porque estamos en julio y en Sevilla, que esto también cuenta.
Pues venga, a pasar la fregona. Cogemos un cubo de agua y nos disponemos a esharle algo. No sabemos qué. Sólo sabemos que nuestra madre, esposa o novia le echa, de una botella, normalmente amarilla o verde médico, un shorreoncito. El qué... ni idea. A ver, a ver... "Don Limpio Baño". Esto no es, porque vamos a limpiar el pasillo, "Don Limpio PH Neutro". Esto debe ser. Nos leemos el modo de uso del limpiador (¡qué lamentable!) y añadimos la dosis indicada. Pim pam, pim pam, pim pam, venga a limpiar los cuartos, venga a sudar, ahora limpiando el cuarto, reparas en que no has barrido aquella esquina que, por cierto, tiene más pelusa que ninguna (véase Leyes de Murphy)...
Bueno, a por el baño. ¡Schhht! ¡Quieto ahí! No vamos a limpiar el suelo antes que la bañera, el váter, el bidé (por si viene alguna amiga, y se quiere enjuagar el pepe) y el lavabo, ¿no? Pues eso. Coge otro cubo, un trapito y a echarle argo al agua, "Don Limpio Baño".
No hay duda. Por si acaso te lees la etiqueta de los productos de nuevo: "Don Limpio PH Neutro [...] Para superficies delicadas: parquet, mármol, cerámica..." ¡Coño! A ver si nos aclaramos, esto es el baño. Hasta ahí, bien. Pero es que el váter y la bañera son de cerámica y la encimera del lavabo es de mármol, ¡hossssstia yaaa! Pos nada, nene, a usar los dos productos (y dos cubos/recipientes con agua).
Ahora vamos a retomar la propiedad no conmutativa de la limpieza doméstica, de la que he hablado al principio. Cojo y friego el lavabo. Como la patena lo dejé. El váter, igual, pa que el mojino esté como en casa. Y por último la bañera. Todo impecable. Bueno, me dispongo a escurrir y limpiar los trapos. Pero espera... ¡leche, que el lavabo ya está limpio! Y, ahora que lo pienso, ¿dónde tiro el agua del cubo, si también he fregado ya el váter? Me cago en... otro error, otro error... Así se aprende, no os creáis, a base de shocazos. Ya sé para la próxima vez, que la bañera va primero, el váter segundo y el lavabo lo último. El orden de los factores SÍ que altera el producto, y mucho.
Pero no acaba ahí la cosa. Aunque hayamos seguido este orden, ahora queda limpiar el suelo del baño y, de nuevo, ¿dónde cohone tiras el agua? Pues en el váter... que se supone que está limpio, porque si no es así, entonces ¿qué coño haces fregando el suelo, cuando luego vas a salpicarlo al fregar el váter? Yo me he quedao aquí. Actualmente estoy investigando cómo hacerlo sin manchar el váter o buscar vías alternativas.
Total, que esto es todo un reto. Muy difícil, mucho. Menos mal, que cuando uno acaba la dura jornada, siente la satisfacción del deber cumplido, que se llama, y se siente orgulloso. Aunque fijo que algo has hecho mal. No sé qué, pero algo seguro. Telefoneo a mi novia, para comentarle mi heroica hazaña y, de paso, vacilar un rato:
- Hola cariño, hoy le he dao a esto un "flete" impresionante: he barrio, pasao la mopa, la fregona, limpiao er baño, los poyetes...
- ¿Pero churra, habrás limpiado el polvo antes de pasar la fregona, no?, - me dice con impertinencia mi querido shosho...
- ...¿perdón?
Ya os digo... Menos mal que sólo las cincuenta primeras veces es duro, luego ya te haces a la rutina. Que os sea leve a todos los que os independicéis, que vivir sólo y emanciparse, no es únicamente tener picadero seguro, hay más… y es duro, que os lo digo yo.
Bueno, gracias, mushas gracias, gracias mushas, y hasta la próxima amiguetes. Público expectante, mushas gracias, gracias mushas, el pescao ya está vendio por hoy. Gracias a todos y a todas, por reíros algo, por haber sonreído, que os he visto, y a mi, no me podéis engañar... Lo requetedisho, hasta la próxima amiguetes, pecadores de la pradera...
El que haya visto alguna vez a una mujer, hacer limpieza general en su casita, comprenderá por qué todos los huracanes llevan nombre de mujer. Y lo digo, sin acritud ninguna, faltaría más..
Llevo unos añitos solo en casa, creo que la friolera de diez o doce, tela marinera, eh... Muy buena vida, solito, sin agobios, que pensarán algunos. Sí, sí, pero también hay que limpiar, ¿eh? Aquí no me puedo escaquear. Entre otras cosas, porque si yo no friego los platos, puede ser que mañana tenga que comer en el jarrón de rosas artificiales, idea que no me atrae mucho.
Ahora que habéis sacado lo de las rosas artificiales, os diré una cosita rápida. ¡¡Tengo mi puta casa llena de rosas artificiales!! Parece un invernadero, pisha. Como un servidor se llama Jorge, el día de mi santo, 23 de abril, sólo por si no lo sabíais lo recuerdo, al ser también el día del libro, sin haber vivido nunca en Barcelona ni alrededores, me regalan ese día, mogollón de libros y de rosas artificiales. Menos mal que no son de verdad, porque si no, durarían menos que un misto... Yo propongo a mis queridísimos amigos y amigas, que se junten entre varios, y supriman el típico libro, por una estantería, que tengo la casa petá de libros, cohone...
No liarme más, carajo... Volvamos al tema del monólogo de hoy, la limpieza doméstica. Cuando un hombre se encuentra en esta tesitura, se da cuenta de que la limpieza doméstica, es toda una ciencia, una puta ciencia, con sus postulados, teoremas y demás. Y es todo un reto. ¿Exagerado? Es que no es sólo limpiar, o sea, que no es barrer y listo, ¡hala!, no... es muuuusho más complicado, ya veréis...
Por ejemplo, vamos por orden, que esto es fundamental. Esto es lo que yo he venido a bautizar, la propiedad NO conmutativa de la limpieza doméstica, que viene a decir, más o menos, que el orden de los factores SÍ que altera el producto, y mucho. Es que no es lo mismo barrer y pasar la fregona, que pasar la fregona y barrer. ¡¡¡Nooooo es lo mismoooooo!!! Lo primero es lo correcto; lo segundo es una verdadera guarrada. Esto ahora puede parecer sencillo y casi todos deberíamos saber (seguro que alguno hasta ni vio la diferencia) que la primera es la forma correcta pero luego la cosa se complica. Retomaremos esta propiedad más adelante.
Ahora centrémonos en lo que es puramente la pelusa. Sí, la putísima pelusa. Esas bolitas con pelo que parece que van a salir corriendo de un momento a otro (por suerte no lo hacen) y que, para algunos, ya forman parte del decorado, sobre todo debajo de las camas. Podríamos compararlas con el gato. Bueno.. están ahí, ¿no? No molestan, tampoco dan musho ruido. Si alguna estorba en un momento determinado, se le da una patada y se manda a otro rincón en que no moleste. Tampoco es tan desagradable, ¿no? Todo es acostumbrarse, aunque lo suyo es deshacerse de ellas. Yo tengo como escusa, que uno de mis ídolos de niñez, era el Pelusa Maradona...
Pero a lo que íbamos. Yo estoy convencido de que Aristóteles tenía razón y todos se reían de él, cuando formuló aquello de la generación espontánea. Vamos a ver, hace dos días, aquí no había nada. No lo había. Y esta mañana, resulta que hay una pelusa del tamaño de una pelota de tenis. ¿Esto... esto de dónde ha salido si no? ¿eh? ¿y aquélla de allí, junto al zapato, qué? ¡Joder! Que anoche me puse los zapatos y no recuerdo que estuviera ahí. Esto tiene que ser la generación espontánea de los cohones, fijo.
Esto ya choca, ¿verdad? Menos mal, que uno cree que es de ciencias y de mente abierta y lo puede asimilar. Vale, vamos a barrer, ¿de acuerdo? Entonces lo ideal es coger la escoba, ¿cierto? ¡Pues no! Primer error. La escoba levanta mucho polvo. Si tenéis una mopa, hacedlo con ello. A mí esto me lo dijo mi hermana, no os creáis que lo sabía. La experiencia es un grado.
Una vez barrida la casita, ya estamos confiados. Creemos que todo el monte es orégano y pensamos que esto va a estar shupao. A todo esto, ya la caló empieza a apretar. Perdonarme el artículo femenino de la caló, pero es que soy del sur y muy orgulloso estoy de ello, no todo el mundo, puede nacer aquí, lo siento. Y digo a apretar, por no decir a dar por culo, que queda más feo. Casi 39 o 40 grados ya... porque estamos en julio y en Sevilla, que esto también cuenta.
Pues venga, a pasar la fregona. Cogemos un cubo de agua y nos disponemos a esharle algo. No sabemos qué. Sólo sabemos que nuestra madre, esposa o novia le echa, de una botella, normalmente amarilla o verde médico, un shorreoncito. El qué... ni idea. A ver, a ver... "Don Limpio Baño". Esto no es, porque vamos a limpiar el pasillo, "Don Limpio PH Neutro". Esto debe ser. Nos leemos el modo de uso del limpiador (¡qué lamentable!) y añadimos la dosis indicada. Pim pam, pim pam, pim pam, venga a limpiar los cuartos, venga a sudar, ahora limpiando el cuarto, reparas en que no has barrido aquella esquina que, por cierto, tiene más pelusa que ninguna (véase Leyes de Murphy)...
Bueno, a por el baño. ¡Schhht! ¡Quieto ahí! No vamos a limpiar el suelo antes que la bañera, el váter, el bidé (por si viene alguna amiga, y se quiere enjuagar el pepe) y el lavabo, ¿no? Pues eso. Coge otro cubo, un trapito y a echarle argo al agua, "Don Limpio Baño".
No hay duda. Por si acaso te lees la etiqueta de los productos de nuevo: "Don Limpio PH Neutro [...] Para superficies delicadas: parquet, mármol, cerámica..." ¡Coño! A ver si nos aclaramos, esto es el baño. Hasta ahí, bien. Pero es que el váter y la bañera son de cerámica y la encimera del lavabo es de mármol, ¡hossssstia yaaa! Pos nada, nene, a usar los dos productos (y dos cubos/recipientes con agua).
Ahora vamos a retomar la propiedad no conmutativa de la limpieza doméstica, de la que he hablado al principio. Cojo y friego el lavabo. Como la patena lo dejé. El váter, igual, pa que el mojino esté como en casa. Y por último la bañera. Todo impecable. Bueno, me dispongo a escurrir y limpiar los trapos. Pero espera... ¡leche, que el lavabo ya está limpio! Y, ahora que lo pienso, ¿dónde tiro el agua del cubo, si también he fregado ya el váter? Me cago en... otro error, otro error... Así se aprende, no os creáis, a base de shocazos. Ya sé para la próxima vez, que la bañera va primero, el váter segundo y el lavabo lo último. El orden de los factores SÍ que altera el producto, y mucho.
Pero no acaba ahí la cosa. Aunque hayamos seguido este orden, ahora queda limpiar el suelo del baño y, de nuevo, ¿dónde cohone tiras el agua? Pues en el váter... que se supone que está limpio, porque si no es así, entonces ¿qué coño haces fregando el suelo, cuando luego vas a salpicarlo al fregar el váter? Yo me he quedao aquí. Actualmente estoy investigando cómo hacerlo sin manchar el váter o buscar vías alternativas.
Total, que esto es todo un reto. Muy difícil, mucho. Menos mal, que cuando uno acaba la dura jornada, siente la satisfacción del deber cumplido, que se llama, y se siente orgulloso. Aunque fijo que algo has hecho mal. No sé qué, pero algo seguro. Telefoneo a mi novia, para comentarle mi heroica hazaña y, de paso, vacilar un rato:
- Hola cariño, hoy le he dao a esto un "flete" impresionante: he barrio, pasao la mopa, la fregona, limpiao er baño, los poyetes...
- ¿Pero churra, habrás limpiado el polvo antes de pasar la fregona, no?, - me dice con impertinencia mi querido shosho...
- ...¿perdón?
Ya os digo... Menos mal que sólo las cincuenta primeras veces es duro, luego ya te haces a la rutina. Que os sea leve a todos los que os independicéis, que vivir sólo y emanciparse, no es únicamente tener picadero seguro, hay más… y es duro, que os lo digo yo.
Bueno, gracias, mushas gracias, gracias mushas, y hasta la próxima amiguetes. Público expectante, mushas gracias, gracias mushas, el pescao ya está vendio por hoy. Gracias a todos y a todas, por reíros algo, por haber sonreído, que os he visto, y a mi, no me podéis engañar... Lo requetedisho, hasta la próxima amiguetes, pecadores de la pradera...
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