miércoles, 23 de agosto de 2006
Guión
de un monólogo
Hola pecadores de la pradera, buenas noches, noches a todos y a todas, señoritos y señoritas. Hoy, sin faltar en ningún momento el respeto, les voy a hablar de Dios, siempre cariñosamente, así que seriedad en la sala.
¿Todos sabéis que la Biblia es el libro más vendido del mundo? Es la Biblia ese libro gordo que todo el mundo tiene en su casita, pero que casi nadie ha leído. Y cuando digo casi nadie, es casi nadie. Ojo, que no digo todo el mundo, sino casi todos, la mayoría de los humanos. La inmensa mayoría. Casi la totalidad de los seres vivos.
El otro día me llamó un colega y pasó lo siguiente:
-Ring, ring... (bueno sonaba un politono, pero ahora no es el momento de reproducirlo).
-Hola quillo, ¿qué haces?
-Cabesa, aquí estoy, leyendo un poquillo la Biblia.
-¡No jodas quillo! ¿Qué te ha pasado, que te has hecho de una secta?
Y es que nadie nadie nadie entiende que la Biblia se pueda leer por placer. Hay gustos para todo. Sin embargo, yo últimamente la he estado leyendo, bueno, la he estado ojeando y me parece un libro muy interesante. Sobre todo, me ha servido un poquito para saber realmente cómo era Dios.
¡Dios era la leche! Siempre con cariño, pero tenía sus cosillas. Yo no quiero molestar, pero muy trabajador, muy trabajador... no era, porque teniendo toda la eternidad por delante, hizo el mundo solamente en una semana. Parecía que había elecciones a la alcaldía en unos días y bueno, no voy a dar nombres, pero todos los sabemos, eh...
Y no crean que Dios se hernió, se levantó el primer día y dijo: Hágase la luz, y la luz se hizo. Pero que yo sepa, Dios no puso ni un enchufe. Y al día siguiente: Háganse los planetas. ¡Eso, háganse!
Que digo yo, que se podía haber esforzado un poquito más, porque pudiendo hacernos de acero líquido como a Terminator, nos hizo de barro como a los botijos. Pero eso tiene su arte, la verdad...
A mí lo que me gusta de la Biblia, es que Dios es partidario del nudismo, como un servidor. De lo que no es partidario es de la fruta, porque no le importaba que Adán y Eva fueran en pelota picada, pero cuando se comieron una manzana, se pilló un cabreo del 18... que los echó del paraíso, vamos... ¡Oye, y con razón! ¿No te han dicho, que no cojas la manzanita, coño?
Dios era bueno, pero con un límite. ¡Por eso los castigó! A Adán le dijo: Tú ganarás el pan con el sudor de tu frente. Aquí tengo yo una duda. ¿Ya había pan? ¿Bimbo o en baguette? Y a Eva le dijo: Y tú parirás con dolor. ¡Que anda que no le ha tenido que dar rabia a Dios, que inventasen la epidural! ¡Es que ya son ganas de llevarle la contraria!
A Dios le pasa, lo que a todas las buenas personas, da la mano y le cogen el brazo. Ahí están los babilonios, se ponen a construir la torre de Babel para ponerse al nivel de Dios. ¿Pero qué falta de respeto es ésa? Ya lo dice el refrán: Cada uno en su casa, y Dios en la de todos ¡Y no al revés!
Claro, Dios se enfadó: Por vuestra ambición os condeno a que a partir de ahora, si queréis entenderos, os tendréis que dejar el sueldo en fascículos para aprender idiomas. Eso sí, con el número uno, recibiréis las tapas de regalo. ¡Y es que hasta enfadado, era buena gente!
Pero sobre todo, Dios tenía y tiene, un sentido del humor tremendo. Un día habló con Noé y le dijo: Oye, pishita, construye una barca, que voy a inundar todo esto. Y Noé se lo creyó, y se puso a construir un barco en medio del desierto. Que no veas el cachondeo de los vecinos: Pero Noé, ¿tú estás tonto, pishita? ¡Si aquí no hay playa! ¿Quién te crees que eres? ¿Chanquete?
Yo creo que Dios no iba a inundar nada, pero cuando vio a Noé tan ilusionado con su arca, dijo: ¡Venga va, voy a mandar el diluvio, pero sólo una vez!, ¿eh?
También fue muy buena la que le gastó a Abraham, a quien dijo: Sacrifica a tu hijo. Y el otro: Ah, pues vale. Es que los hombres se lo tomaban todo en serio. Menos mal que Dios le paró: ¡Eh!, ¡Abraham, suelta el machete!, ¡que era coña, tío! ¡Qué bromista! Claro, eso debía ser la famosa gracia de Dios.
Si es que Dios era y es, muy gracioso, vamos, un cachondo mental. Eso sí, yo creo que alguna vez se le fue la mano, porque lo que le hizo al pobre Job… Con Job se cebó. Dijo Dios: Me he enterado que hay un tal Job que cree en mí por encima de todas las cosas. Vamos a comprobarlo. Para empezar, a Job le cagan unas golondrinas en los ojos y le dejan ciego, después lo arruina, se carga a su mujer, se carga a su hijo, descuartizan a su hija... Y tras cada prueba, Dios mandaba a dos ángeles para preguntarle: Oye Job, ¿sigues creyendo en Dios por encima de todo? A lo que Job les decía: ¡Pues claro, anda que no creo! ¡Lo que no entiendo es quién me pone la pierna encima, para que no levante cabeza! Siglos más tarde, el maño de Gran Hermano, que se enamoró hasta las trancas de una mujer de vida alegre sin saberlo, plagió está frase...
Yo no quiero ofender, pero a veces más que bromas, parecían putadas. ¡A Dios sólo le faltó hacerle, a Job, del Atlético de Madrid o del Real Betis Balompié, para que engañarnos! Esa sí que hubiese sido una buena broma y no lo de las cagadas de las golondrinas. Pero Dios sólo quería hacer unas risas, no quería ensañarse...
Era y es, un tío simpático, de verdad, ahí está la Biblia que lo prueba y os lo digo yo, que soy creyente, faltaría más... Bueno, gracias amiguetes y hasta la próxima.
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