sábado,
24 de octubre de 2004
Guión
de un monólogo
Hola, muy buenas noches, noches. Dice una buena amiga mía, de cuyo nombre no quiero acordarme, que en la noche todo es hipocresía. Yo pensaba, exactamente, lo mismo, antes de que me lo dijera ella, eh... Y cuando digo noche, me refiero a todo ese ambiente que rodea a las discotecas, a los pubs o a los garitos. ¡Y que razón tiene la hembra! Supongo que se refiere, a eso dicen de que por la noche, no hay tías feas, sino copas de menos. Yo creo que no es leyenda urbana...
Un servidor, respecto a este tema he descubierto la categoría que da tener un pinganillo en la oreja. En este caso, el tamaño del pinganillo no importa, pero sólo en este caso, en el otro, aunque me cueste reconocerlo, el tamaño si que importa. Para el pinganillo, solo es necesario que se vea, que a la gente le quede bien clarito, que el tipo en cuestión, forma parte del personal del garito.
Y yo se lo comento a mi amigo David, que hace de todo, con tal de ligar. Le digo: Pisha, déjate de colonia Armani, déjate de camisas de diseño, deja de arreglarte las patillas, tú lo que tienes que hacer, es coger un pegotón de plastilina, metértelo en la oreja y hacer como el que habla con la solapa de la chaqueta, lo que yo te diga, triunfo asegurado.
Luego está lo de la zona VIP que, en realidad, es igual que el resto de la sala. En verdad es un camelo puro y duro, pero es muy Cool para algunos frikis.
¿Cuál es pues la ventaja de ese espacio? Pues está claro, estar separado del populacho por un cordón rojo, y ya está, sólo eso. Entre la plebe y tú hay un gran cordón rojo, que un pinganero, normalmente musculoso, protege.
Es muy parecido a un Action Man, con la diferencia que en las últimas versiones hay algunos que vienen programados para decir algunas frases. Me refiero al Action Man, no al pinganero. Habitualmente, para ese puesto, se coge a un chaval con muchas horas de gimnasio, sin ser muy inteligente y con careto de pocos amigos. No hace falta tener estudios, ni curriculum vitae, sólo fama en el barrio donde residas, de haber dado alguna que otra ostia. Así, que si alguno de los presentes, cumplen todos estos requisitos, ya sabéis cual puede ser vuestro futuro...
Volviendo al lío, uno, desde la masa del populacho ve como se divierten, los que están del otro lado del cordón. Y cómo los que están de aquel lado se besan, se saludan, se abrazan, y lo bien que le sientan a las chicas de aquel lado los vaqueros, ¡y lo altas que son!, ¡y qué guapas son todas!, ¡y qué guapas ellas!, ¡y cómo sonríen!, ¡cómo se divierten!
Entonces piensas, ¡coño!, eso no es la zona VIP, eso es el cielo, el cordón de las puertas del paraíso y el pinganero el mismísimo San Pedro, sin barbas, y esos polvitos blancos, han de ser polvitos mágicos, para que los ángeles puedan volar con sus alitas, ¡y que viajes se pegan!
¿Cómo será esta gente un martes, a las 9 de la mañana? Yo me pregunto: ¿Hacen pipí esta gente? ¿y caca? ¿hacen caca? (joder, no creo. Sólo jiñan los albañiles, como digo yo). Esta gente ¿son Very Important Persons en todos lados?, ¿en Cervera de Pisuerga también?...
Bueno, gracias, y hasta pronto, pecadores.
Un servidor, respecto a este tema he descubierto la categoría que da tener un pinganillo en la oreja. En este caso, el tamaño del pinganillo no importa, pero sólo en este caso, en el otro, aunque me cueste reconocerlo, el tamaño si que importa. Para el pinganillo, solo es necesario que se vea, que a la gente le quede bien clarito, que el tipo en cuestión, forma parte del personal del garito.
Y yo se lo comento a mi amigo David, que hace de todo, con tal de ligar. Le digo: Pisha, déjate de colonia Armani, déjate de camisas de diseño, deja de arreglarte las patillas, tú lo que tienes que hacer, es coger un pegotón de plastilina, metértelo en la oreja y hacer como el que habla con la solapa de la chaqueta, lo que yo te diga, triunfo asegurado.
Luego está lo de la zona VIP que, en realidad, es igual que el resto de la sala. En verdad es un camelo puro y duro, pero es muy Cool para algunos frikis.
¿Cuál es pues la ventaja de ese espacio? Pues está claro, estar separado del populacho por un cordón rojo, y ya está, sólo eso. Entre la plebe y tú hay un gran cordón rojo, que un pinganero, normalmente musculoso, protege.
Es muy parecido a un Action Man, con la diferencia que en las últimas versiones hay algunos que vienen programados para decir algunas frases. Me refiero al Action Man, no al pinganero. Habitualmente, para ese puesto, se coge a un chaval con muchas horas de gimnasio, sin ser muy inteligente y con careto de pocos amigos. No hace falta tener estudios, ni curriculum vitae, sólo fama en el barrio donde residas, de haber dado alguna que otra ostia. Así, que si alguno de los presentes, cumplen todos estos requisitos, ya sabéis cual puede ser vuestro futuro...
Volviendo al lío, uno, desde la masa del populacho ve como se divierten, los que están del otro lado del cordón. Y cómo los que están de aquel lado se besan, se saludan, se abrazan, y lo bien que le sientan a las chicas de aquel lado los vaqueros, ¡y lo altas que son!, ¡y qué guapas son todas!, ¡y qué guapas ellas!, ¡y cómo sonríen!, ¡cómo se divierten!
Entonces piensas, ¡coño!, eso no es la zona VIP, eso es el cielo, el cordón de las puertas del paraíso y el pinganero el mismísimo San Pedro, sin barbas, y esos polvitos blancos, han de ser polvitos mágicos, para que los ángeles puedan volar con sus alitas, ¡y que viajes se pegan!
¿Cómo será esta gente un martes, a las 9 de la mañana? Yo me pregunto: ¿Hacen pipí esta gente? ¿y caca? ¿hacen caca? (joder, no creo. Sólo jiñan los albañiles, como digo yo). Esta gente ¿son Very Important Persons en todos lados?, ¿en Cervera de Pisuerga también?...
Bueno, gracias, y hasta pronto, pecadores.
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