Guión
de un monólogo
Hey, muy buenas noches noches, señores y señoras, señoritos y señoritas. La historia que les voy a contar esta noche es más verídica que la triple corona que ha ganado el FC Barcelona: Liga, Copa del Rey y Champions League. Casi na. ¿Se nota que soy un poquito culé, no?
En el último fin de semana del pasado mes de mayo y tras volver de una entrega de premios de pintura, que por cierto, me tocó a mí entregar un galardón, en un prestigioso hotel muy conocido, que sin dar el nombre diré que está frente al estadio palangana, es decir, el estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Aunque también soy un poquito bético, no voy a decir estadio Sánchez Moñiga, hay que tener un respeto siempre, eh...
Pues eso, ya cansaito, al volver a mi casita a descansar entré en otro hotel, que está pared con pared con mi zulo. Como ya me conocen de sobra y yo conozco hasta las cucarachas del baño, pues entré a saludar al conserje que estaba ese día de noche. Cual sería nuestra sorpresa mientras charlábamos, que bajan por el ascensor cuatro chicas americanas, concretamente de Los Ángeles. Al momento se unieron tres yankis más al bajar por las escaleras. También de Los Ángeles. En total, siete chicas americanas de muy buen ver, solamente dos hablaban español. Otras dos, aunque nacieron en Los Ángeles, eran chinas o japonesas, vamos, que tenían los ojitos oblicuos. Otras dos eran negras, bueno, eran de color.
Le preguntan al conserje por una discoteca en el centro de Sevilla y le solicitan dos pelas, vamos, dos taxis. Mientras tanto, metiéndome en la conversación, sin ser cotilla, les digo que ya hace musha caló en Sevilla y que lo suyo sería ir a una disco terraza. Para mi sorpresa, se ponen a cuchichear las siete hembras de USA y una de las que hablaba español me dice que les gustaría a todas que me fuera con ellas esa noche.
Bingo, ya se me pasó el cansancio. Esto que les estoy contando es puta verdad y al que le pique que se rasque. El conserje del hotel, creo que todavía me tiene pelusa, y eso que yo he creído siempre, que era un poquito de cosé pa la calle, vamos, que le olía la esparda a Varon Dandy, así de claro...
Me las llevé a una disco terraza de moda, si, yo solito con siete bellezas americanas, la pera limonera. Al llegar había una cola más larga que la de la Pantera Rosa, pero tuvimos la suerte que se me acercó un RRPP repeinao, como si una vaca le hubiera dao un buen lametón en toa la cabesa. Y me dijo er gachó, que si iba yo sólo con todas, que si era el guía turístico de la agencia equis, que me hacían descuento. Le asentí afirmativamente que iba con las siete lindas giris, pero que ni guía, ni pollas, que estaba planteándome hacerme mormón, sin descartar la poligamia. Al ver la apetitosa clientela, el repeinao no lo dudó un momento y nos metió por la puerta de la zona vips. Todo un lujo.
Ya dentro de la disco terraza, me di cuenta de que los españoles no bebemos casi nada, comparado a lo que soplan por allá. Pedimos una copa
para comenzar la noche, un trago para las yankis, y según se los sirven se lo beben como Pe en el anuncio der Coca-Cola, pero sin eructo final, que todavía hay clase. Y encima me dicen que si voy a querer otro trago. Coño, si todavía no había ni echado ni er Coca-Cola en mi tubo. Esas yankis se beben hasta el agua de los floreros.
Bueno, ya estamos en ambiente y zas, comienzan a revolotear tíos en busca de carne fresca. Como diría mi buen amigo Félix Rodríguez de la Fuente: - el felino mira atentamente la presa, buscando el resquicio idóneo para atacar sin piedad en la cordillera de la Península Ibérica... Bueno, yo a este señor no lo conocí nunca, pero a que a quedao bien... Bueno, volvemos al meollo, que agobio, pisha, nunca había vivido una cosa igual. El ligoteo es más antiguo que las orillas de la playa, pero la desesperación que vi esa noche no era normal.
Porque sí, amigos, nosotros los tíos somos más simplotes que el salpicadero de un Seat Panda, pero cuando vemos que hay ansiedad por dormir calentito esa noche, por mojar la shurra, sea al precio que sea, ya es muy preocupante. Si es que el mecanismo de un botijo es una obra de ingeniería al lado de nuestros mecanismos mentales. Nuestras poleas (con e, cuidao) sexuales, las que conectan la entrepierna con el cerebro, actúan como los resortes ideológicos que tensaban los brazos de los oficiales de las SS.
Pero volviendo a la noche de Jorgito y sus siete americanas en la disco. Parece el nombre de una peli porno, ¡Queda bien, eh! Tengo que aclarar que se lo pasaron chachi piruli, y yo también disfruté, a pesar de los putos moscones que tuve que torear y hasta poner alguna banderilla y todo. Los detalles quedan para la imaginación de ustedes. Tampoco voy a contar detalles finales, y que se empañan los cristales de la sala, eh... Eso ya es intimidad absoluta, y no les puedo decir si dormí bien en el hotel, pared con pared con mi casita, vamos, porque sobar, lo justito...
En fin, que si yo estaba cansado esa noche y no iba a salir de marcha, hice bien, pero que muy bien, en entrar al hotel que está pared con pared con mi casita, para saludar al que tenía que estar de noche, er furbo es así. Si es que la educación da mucho juego, os lo digo yo...
Bueno estimado púbico, digo público, en que estaría pensando, el pescao ya está vendio por hoy y ya hay que cerrar la pescadería. Muchas gracias, gracias, gracias, gracias a todos y a todas, y hasta la vista Babys. ¡¡Venga, a dormir ya, coño!!
En el último fin de semana del pasado mes de mayo y tras volver de una entrega de premios de pintura, que por cierto, me tocó a mí entregar un galardón, en un prestigioso hotel muy conocido, que sin dar el nombre diré que está frente al estadio palangana, es decir, el estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Aunque también soy un poquito bético, no voy a decir estadio Sánchez Moñiga, hay que tener un respeto siempre, eh...
Pues eso, ya cansaito, al volver a mi casita a descansar entré en otro hotel, que está pared con pared con mi zulo. Como ya me conocen de sobra y yo conozco hasta las cucarachas del baño, pues entré a saludar al conserje que estaba ese día de noche. Cual sería nuestra sorpresa mientras charlábamos, que bajan por el ascensor cuatro chicas americanas, concretamente de Los Ángeles. Al momento se unieron tres yankis más al bajar por las escaleras. También de Los Ángeles. En total, siete chicas americanas de muy buen ver, solamente dos hablaban español. Otras dos, aunque nacieron en Los Ángeles, eran chinas o japonesas, vamos, que tenían los ojitos oblicuos. Otras dos eran negras, bueno, eran de color.
Le preguntan al conserje por una discoteca en el centro de Sevilla y le solicitan dos pelas, vamos, dos taxis. Mientras tanto, metiéndome en la conversación, sin ser cotilla, les digo que ya hace musha caló en Sevilla y que lo suyo sería ir a una disco terraza. Para mi sorpresa, se ponen a cuchichear las siete hembras de USA y una de las que hablaba español me dice que les gustaría a todas que me fuera con ellas esa noche.
Bingo, ya se me pasó el cansancio. Esto que les estoy contando es puta verdad y al que le pique que se rasque. El conserje del hotel, creo que todavía me tiene pelusa, y eso que yo he creído siempre, que era un poquito de cosé pa la calle, vamos, que le olía la esparda a Varon Dandy, así de claro...
Me las llevé a una disco terraza de moda, si, yo solito con siete bellezas americanas, la pera limonera. Al llegar había una cola más larga que la de la Pantera Rosa, pero tuvimos la suerte que se me acercó un RRPP repeinao, como si una vaca le hubiera dao un buen lametón en toa la cabesa. Y me dijo er gachó, que si iba yo sólo con todas, que si era el guía turístico de la agencia equis, que me hacían descuento. Le asentí afirmativamente que iba con las siete lindas giris, pero que ni guía, ni pollas, que estaba planteándome hacerme mormón, sin descartar la poligamia. Al ver la apetitosa clientela, el repeinao no lo dudó un momento y nos metió por la puerta de la zona vips. Todo un lujo.
Ya dentro de la disco terraza, me di cuenta de que los españoles no bebemos casi nada, comparado a lo que soplan por allá. Pedimos una copa
para comenzar la noche, un trago para las yankis, y según se los sirven se lo beben como Pe en el anuncio der Coca-Cola, pero sin eructo final, que todavía hay clase. Y encima me dicen que si voy a querer otro trago. Coño, si todavía no había ni echado ni er Coca-Cola en mi tubo. Esas yankis se beben hasta el agua de los floreros.
Bueno, ya estamos en ambiente y zas, comienzan a revolotear tíos en busca de carne fresca. Como diría mi buen amigo Félix Rodríguez de la Fuente: - el felino mira atentamente la presa, buscando el resquicio idóneo para atacar sin piedad en la cordillera de la Península Ibérica... Bueno, yo a este señor no lo conocí nunca, pero a que a quedao bien... Bueno, volvemos al meollo, que agobio, pisha, nunca había vivido una cosa igual. El ligoteo es más antiguo que las orillas de la playa, pero la desesperación que vi esa noche no era normal.
Porque sí, amigos, nosotros los tíos somos más simplotes que el salpicadero de un Seat Panda, pero cuando vemos que hay ansiedad por dormir calentito esa noche, por mojar la shurra, sea al precio que sea, ya es muy preocupante. Si es que el mecanismo de un botijo es una obra de ingeniería al lado de nuestros mecanismos mentales. Nuestras poleas (con e, cuidao) sexuales, las que conectan la entrepierna con el cerebro, actúan como los resortes ideológicos que tensaban los brazos de los oficiales de las SS.
Pero volviendo a la noche de Jorgito y sus siete americanas en la disco. Parece el nombre de una peli porno, ¡Queda bien, eh! Tengo que aclarar que se lo pasaron chachi piruli, y yo también disfruté, a pesar de los putos moscones que tuve que torear y hasta poner alguna banderilla y todo. Los detalles quedan para la imaginación de ustedes. Tampoco voy a contar detalles finales, y que se empañan los cristales de la sala, eh... Eso ya es intimidad absoluta, y no les puedo decir si dormí bien en el hotel, pared con pared con mi casita, vamos, porque sobar, lo justito...
En fin, que si yo estaba cansado esa noche y no iba a salir de marcha, hice bien, pero que muy bien, en entrar al hotel que está pared con pared con mi casita, para saludar al que tenía que estar de noche, er furbo es así. Si es que la educación da mucho juego, os lo digo yo...
Bueno estimado púbico, digo público, en que estaría pensando, el pescao ya está vendio por hoy y ya hay que cerrar la pescadería. Muchas gracias, gracias, gracias, gracias a todos y a todas, y hasta la vista Babys. ¡¡Venga, a dormir ya, coño!!
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